jueves, 25 de febrero de 2010

De sueños, falsas premoniciones, madres y la Velasco.

Esta noche me he despertado sobresaltado, llorando, deseando ser un superhéroe para tener el poder de la teletransportación y aparecer en mi casa, pero la de siempre, la de mis padres, la que huele a campo y azahar, a pasteles y Cerruti 1881, el perfume que inunda el pasear de mi madre.

La causa de este sobresalto ha sido un sueño, o una premonición, o una pesadilla, no lo sé... me encontraba en alguna parada de la línea 7 del Metro de Madrid, ¿porqué la 7?, no lo sé, no es una línea que transite con asiduidad pero recuerdo que era naranja. Veo a mi madre en el andén contrario al que me encuentro, me sorprende, voy corriendo, desesperado, escaleras arriba y abajo hacia su andén, cuando llego, ella se está subiendo corriendo en el tren ya en marcha, casi al vuelo, y, muy curiosamente, ella lleva puesto un vestido que yo le diseñé para lo boda de mi hermana, un vestido largo, de fiesta, incómodo, un vestido con el que nunca bajarías a una estación de metro. A la marcha del tren, me quedo roto en el andén, cual Soledad Villamil a la ida de Ricardo Darín en "El Secreto de sus Ojos"; con un llanto interminable, con las manos negras, manchadas de grasa, sin poder ni siquiera tocarme los ojos, y así me he despertado, llorando, con la sensación de que a 500 kilómetros de mi casa madrileña, en mi casa de verdad, estaba sucediendo algo fatal... pero claro, eran las 5 de la madrugada, una llamada a mi casa podía causar más impacto del que yo mismo tenía y he esperado despierto durante dos horas, con la esperanza de que si sucediera algo grave mis hermanos me llamarían para coger el primer AVE, pero son las 11 de la mañana y aún no he recibido llamada alguna, quiere decir esto, espero, que no ha sucedido absolutamente nada, que mi madre estará en su instituto dando clases, que mi instinto premonitorio es totalmente nulo, que los sueños no significan lo que yo pienso o que, simplemente, y es la opción que creo más se acerca a la realidad, tengo un pánico absoluto a la muerte de mi madre, es mi eslavón y mi guía, ya se han ido demasiados en mi vida, y su marcha sería totalmente insuperable, no me imagino mi día a día sin sus llamadas hasta para preguntarme qué ropa se pone...

Y porqué la foto de Concha Velasco, porque verla a ella es ver a mi madre, por su infinito parecido físico, porque ambas viven intensamente la vida y desprenden la misma energía, y porque mi madre me dio la vida y de la mano de Concha Velasco me subí por primera vez a un escenario...

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